Hace algunos días, girando visita a uno de los establecimientos que hoy llaman grandes superficies, oí y luego escuché a unas presuntas mamás que cotilleando decían…….. y después ya veremos cómo son los maestros porque……¡ ea! me vas a contar a mí, porque tu sabes que………….¡bueno! si lo sabré yo………………………
Sentí un tic nervioso que me recorría el cuerpo, ¡ya está bien!. pensé. Como quise contar hasta diez, seleccioné, de las estanterías, algunos productos que mi viejecilla me había encargado para llevar a casa. Cuando terminé, ya más tranquilo, me aproximé a ellas y les dije con templanza y hasta con énfasis cariñoso…….señoras todos los maestros son buenos mientras no se demuestre lo contrario. ¡ Ah! Usted, por lo que se ve , es maestro, aunque ya estará jubilado, ¿no? Ciertamente, señora, le respondí , pero sus mismas palabras le dicen que lo que les he dicho es totalmente desinteresado y por consiguiente así lo pienso y siento. Les pedí perdón, aún los maestros seguimos siendo educados, por inmiscuirme en su chismorreo, pero les hice ver que todos tenemos y nos asiste el derecho a una defensa tanto objetiva como subjetiva.
Las dejé en su conversación y mientras me dirigía a otra sección para terminar de seleccionar todos y cada uno de los productos que el ama de mi casa me había encargado, recordé un episodio ocurrido, en mi colegio, todavía yo ejerciendo la profesión. Un día llega un compañero a la Dirección y después de unos minutos de conversación me dice: Me ha pasado esto; he explicado el tema correspondiente a la hora y al día de hoy, redactados, en la pizarra, los ejercicios referentes al tema y les he pedido a los alumnos que, como siempre, los terminen sin prisas, pero también sin pausas. Transcurrido un tiempo, continúa, veo que un alumno no ha comenzado aún y que su mirada va detrás del vuelo de una mosca que anda perdida por allí dentro del aula.. Le llamo la atención, se me queda mirando y me dice: "A ver si no lo hago porque no me sale los güevos".
De cualquier manera, aunque la conversación entre mi compañero y yo era informal, yo no sabía si él había tomado alguna postura al respecto o quería que la Dirección tuviese conocimiento formal del hecho y le dije:
¿ y tú qué has hecho? , ¿has tomado alguna postura o algo? , ¿qué has hecho? Y me dice: Miguel yo he sufrido una crisis de sordera temporal. Me sonreí, no dije nada y pensé : eres sagaz hasta la saciedad. ¡Ah! Se me olvidaba, este compañero regía la docencia en un segundo o tercer curso, es decir, enseñaba a alumnos de siete u ocho años.
Sras., esto no lo dicen los niños, esto lo dicen algunos padres por medio de la boca de sus hijos.
El día 9 de junio asistí a una comida homenaje en honor de dos compañeras que se han jubilado en el transcurso del año académico 2006—07. En las postrimerías, como es habitual , tomaron la palabra varias personas para loar, ensalzar y aplaudir la trayectoria profesional y personal de las homenajeadas. Me llamó la atención sobremanera, al provenir de profesional de la enseñanza, la parte del panegírico, laudatorio encomiástico , que hizo una de las participantes a una de las homenajeadas. No soy dado a los eufemismos y menos a trasladar, transferir y traspasar conceptos consanguíneos a quienes por naturaleza no les corresponden; mas hoy estoy dispuesto a hacer una excepción como prueba de mi falta de intención y mucho menos de estar en mi mente el deseo de ofender o molestar a nadie. Me refiero a la intervención de Madre Rosario, de las Recoletas, que en una parte de su panegírico en vez de decir “y llegó a ser nada más y nada menos que maestra” va y dice………y sólo llegó a ser maestra. ¡ Cómo sólo maestra! , ¿le parece poco?, profesión tan digna , noble, abnegada, justa , honesta y honrada como la que más. Quiero pensar que todo se debió al infortunio o a un lapsus involuntario, porque no se comprende cómo personas inteligentísimas pueden meter la pierna hasta el corvejón.
Madre Rosario, es conveniente que le recuerde, aunque usted sabe infinitamente más que yo de esto que al ÚNICO INMORTAL que pisó la faz de la Tierra le llamaban , in illo tempore , M A E S T R O.
. Miguel Pérez Nieto
Sentí un tic nervioso que me recorría el cuerpo, ¡ya está bien!. pensé. Como quise contar hasta diez, seleccioné, de las estanterías, algunos productos que mi viejecilla me había encargado para llevar a casa. Cuando terminé, ya más tranquilo, me aproximé a ellas y les dije con templanza y hasta con énfasis cariñoso…….señoras todos los maestros son buenos mientras no se demuestre lo contrario. ¡ Ah! Usted, por lo que se ve , es maestro, aunque ya estará jubilado, ¿no? Ciertamente, señora, le respondí , pero sus mismas palabras le dicen que lo que les he dicho es totalmente desinteresado y por consiguiente así lo pienso y siento. Les pedí perdón, aún los maestros seguimos siendo educados, por inmiscuirme en su chismorreo, pero les hice ver que todos tenemos y nos asiste el derecho a una defensa tanto objetiva como subjetiva.
Las dejé en su conversación y mientras me dirigía a otra sección para terminar de seleccionar todos y cada uno de los productos que el ama de mi casa me había encargado, recordé un episodio ocurrido, en mi colegio, todavía yo ejerciendo la profesión. Un día llega un compañero a la Dirección y después de unos minutos de conversación me dice: Me ha pasado esto; he explicado el tema correspondiente a la hora y al día de hoy, redactados, en la pizarra, los ejercicios referentes al tema y les he pedido a los alumnos que, como siempre, los terminen sin prisas, pero también sin pausas. Transcurrido un tiempo, continúa, veo que un alumno no ha comenzado aún y que su mirada va detrás del vuelo de una mosca que anda perdida por allí dentro del aula.. Le llamo la atención, se me queda mirando y me dice: "A ver si no lo hago porque no me sale los güevos".
De cualquier manera, aunque la conversación entre mi compañero y yo era informal, yo no sabía si él había tomado alguna postura al respecto o quería que la Dirección tuviese conocimiento formal del hecho y le dije:
¿ y tú qué has hecho? , ¿has tomado alguna postura o algo? , ¿qué has hecho? Y me dice: Miguel yo he sufrido una crisis de sordera temporal. Me sonreí, no dije nada y pensé : eres sagaz hasta la saciedad. ¡Ah! Se me olvidaba, este compañero regía la docencia en un segundo o tercer curso, es decir, enseñaba a alumnos de siete u ocho años.
Sras., esto no lo dicen los niños, esto lo dicen algunos padres por medio de la boca de sus hijos.
El día 9 de junio asistí a una comida homenaje en honor de dos compañeras que se han jubilado en el transcurso del año académico 2006—07. En las postrimerías, como es habitual , tomaron la palabra varias personas para loar, ensalzar y aplaudir la trayectoria profesional y personal de las homenajeadas. Me llamó la atención sobremanera, al provenir de profesional de la enseñanza, la parte del panegírico, laudatorio encomiástico , que hizo una de las participantes a una de las homenajeadas. No soy dado a los eufemismos y menos a trasladar, transferir y traspasar conceptos consanguíneos a quienes por naturaleza no les corresponden; mas hoy estoy dispuesto a hacer una excepción como prueba de mi falta de intención y mucho menos de estar en mi mente el deseo de ofender o molestar a nadie. Me refiero a la intervención de Madre Rosario, de las Recoletas, que en una parte de su panegírico en vez de decir “y llegó a ser nada más y nada menos que maestra” va y dice………y sólo llegó a ser maestra. ¡ Cómo sólo maestra! , ¿le parece poco?, profesión tan digna , noble, abnegada, justa , honesta y honrada como la que más. Quiero pensar que todo se debió al infortunio o a un lapsus involuntario, porque no se comprende cómo personas inteligentísimas pueden meter la pierna hasta el corvejón.
Madre Rosario, es conveniente que le recuerde, aunque usted sabe infinitamente más que yo de esto que al ÚNICO INMORTAL que pisó la faz de la Tierra le llamaban , in illo tempore , M A E S T R O.
. Miguel Pérez Nieto
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