martes, 30 de octubre de 2007

ROMANCES (II)


Nueva entrega de los romances de Juan Segundo Díaz Nuñez, que a igual que los anteriores están referidos a "este nuestro Reino de Antequera y a S.M. el Rey Ricardo.




ROMANCE XXI


En el que se hace una disquisición sobre lo que puede pasar dentro de pocas fechas y se advierte a los aspirantes a gobernantes del peligro de la fábula de los podencos.


Hay un sistema moderno
de convencer a la gleba
y de dirigir su voto,
y eso se llama “la encuesta”.
Sin querer ser agoreros
ni malpensados siquiera
existe la tentación
de marear las tendencias;
que se manipulan, vaya,
que depende de quien sea
se le baila un concejal
a la derecha o a la izquierda
y el Rey sigue tranquilo
sentado en su camareta.
Pregunto yo: ¿cuál te crees
la más lejos o más cerca?
porque sin que varíen mucho
hay gente a la que afecta
que en uno más o uno menos
puede estar lo que interesa.
Los que mandan en el Reino,
los que en el Reino gobiernan,
ponen todo su interés
en que haya suficiencia
de votos más que sobrada
para asfaltar “Carigüelas”
y hacer hoyos por doquier
como si un gruyere fuera
cualquier terreno cercano
que esté a un tiro de piedra,
¿si tan seguros están
de esa magna suficiencia
por qué los conejos suben
un puesto en la lista esa?
¿será que no están seguros
de lograr esa amplia fuerza?
Pero pensando, pensando,
los otros de la derecha
quieren quitar ese Rey
y poner ellos su Reina
que se sabe que en un juego
es muy codiciada pieza
y más amplios movimientos
tiene encima de la mesa
que tiene cuadrados negros
que con los blancos alternan,
pero quedan por debajo
y no llegan a la “oncena”
que mágica cifra es
para este, aquel o aquella
que sean demostrativos
y gobiernen Antequera.
Pero pudiera ocurrir
que las urnas sorprendieran
mientras juegan la partida
de ajedrez sobre la mesa,
al Rey y a la Reina a la vez
y se colara una fuerza
que es aire fresco y que huele
cual la propia primavera
y que dicen que además
sí que es de verdad de izquierdas
y que une sus esfuerzos
con un sol en la cabeza,
encima de la I y la U
y que es garantía entera.






ROMANCE XXII


Donde se asiste a una serie de tribulaciones que hace el Rey Ricardo, una vez sabidos y conocidos los resultado que arrojaron las urnas.

¡Ay de mí. Ay infelice!
Así el Rey se quejaba
pensando en sus pensamientos
que repensaba y pensaba
¡Será ingrato este pueblo
y será esta gente ingrata
que no aprecian lo que he hecho
mientras ellos en su casa
le hacen sangre al sofá
pues a la pata la llana
se tiran horas enteras
y luego en las urnas, nada!
¡Que no he sacao mayoría!
y que estoy entre la espada
y la pared retrincado,
que lo del conejo es trampa
vil y salió por los pelos:
si llega a ser de plomada
un tiro, los pelos salen
saltando esa madrugada
¿Y ahora qué es lo que hago?
¿con quién me meto en la cama?
¿con esos que son de izquierdas,
con la neófita PABA
o gobierno en solitario?
¡Ay qué dudas me asaltan!
¿Pues no era mayoría
lo que las encuestas daban?
Por qué habrá votaciones
si las encuestas son válidas
¡qué manía; a las urnas
acudir en desbandada
a votar en contra mía
y meter por esa raja
papelitos que me arrojan
de mi mayoría sobrada!
Y heme aquí, en esta duda
me paso las madrugadas.
Como pacte con los rojos
esos tiran de la manta
y me dejan en pelotas
con el PGOU a la espalda.
Con quien no puedo pactar
es con esos de la PABA
porque me han dicho unas cosas
que se clavan en el alma,
y además se reirían
y sería broma insana
decir que he puesto un corral
con el conejo y la PABA,
que tiene muy mala leche
esta gente antequerana
¿Y si hacen tripartito
y me mandan a mi casa?
¿Qué será del aeropuerto,
qué de las cosas pactadas
con la gente de dineros
que esa misma noche mala
estuvieron reunidos
por allí, por la Calzada?
Me estarían poniendo verde
cual una vil ensalada.
Cuando empiecen a venir
en fila desordenada
y “¿qué hay de lo mío?” preguntan
se me va a poner la cara
de toditos los colores,
y de los colores pasa
a quedarme cara tonto
y perdida la mirada.






ROMANCE XXIII


En el que se refieren cábalas, fórmulas, quinielas, elucubraciones varias del Rey Ricardo y se hace distinción entre lo que mandan el corazón y el sentido común que dicen, es el menos común de los sentidos.


¡Dios mío vaya mes llevo!
¡Hay Dios que mesecito!
Después que se abrieran las urnas
y acabándose el domingo
sentí una punzada honda
aquí, entre cuarto y el quinto
hueco intercostillar,
y yo creo que es debido
a no tener mayoría
y eso es molesto, digo
que no puedo gobernar
como si fuera un cortijo
el ayuntamiento nuestro
que yo creí que era mío.
Y ahora tener que pactar
con estos que son infinito
mucho peores que yo,
y aunque se crean más listos
yo los supero en largura
de cabeza y de instinto.
Y menos mal que hay algunos
que, fieles a sus principios
no pactan con la derecha,
que si hicieran tripartito
con el PABA suman once
y me echan de mi sitio.
Hablando de todo un poco
¿y por qué no un tripartito?
pero hecho conmigo solo.
Hecho sólo conmigo
y así yo puedo matar
a dos pájaros de un tiro;
de un lado está la derecha,
que se quedaría en el limbo
de la soledad absoluta,
en el desierto maldito
de la oposición cansina;
de otro, si al PABA guiño
y meto en la misma bolsa
al PABA y a esos tres chicos
de Izquierda Unida, yo creo
que así los tengo cogidos
por esa parte que duele,
o sea, por los “güevecillos”,
porque yo salvo la cara
delante de mi partido
diciendo que he pactado
con los que ellos me han dicho,
luego saco con el otro
aquellos temas malditos
que no quieren los de izquierdas,
porque dicen los ladinos
que yo me pego al dinero
y de los pobres me olvido,
¡como si once campos de hoyos
y el mismo aeropuerto sito
en la mitad de La Vega
fuera un máximo delito!
Es que no tienen ni idea
de lo que es negocio fino
y no están acostumbrados
a comer con señoritos,
porque son de clase baja
y estuvieron desde chicos
en las escuelas normales
y yo estuve en “Los Olivos”.






ROMANCE XXIV


En el que se cuenta la muy ilustrativa fábula del conejo y de un ave que quiso imitarle. Primeras impresiones que seguirán más adelante, si los hados nos son favorables.


Es cosa harto sabida,
ocurre en los animales
que se suelen imitar
por parecer más iguales.
Mímesis llaman algunos
a estos sucesos tales
que suelen hacer los simios
y que son muy semejantes
a los mismos hombres puros
mal llamados homo sapiens.
Siguiendo con lo de arriba,
perdonando a los de antes,
cuando al olor de la miel
acuden seres volantes,
los que andan con las patas,
huelen y van al estante
donde se ponga ese líquido
que debe muy bien guardarse,
puesto que es tan goloso
y tiene atracción tan grande
sobre animales y propios,
propiamente los andantes,
que relamen sus hocicos
con lengua serpenteante,
cuando un bocado tan dulce
se pone a tiro flagrante.
Las cosas son como son,
como dicen jerifaltes
y sabios doctos antiguos,
gente buena y bien pensante;
saben que cuesta trabajo,
y mucho, tener que aguantarse
cuando algo apetitoso
te lo ponen por delante.
Y ocurrió que aquel conejo
con las sus tripas sonantes
fue y divisó aquel manjar
y no supo retrasarse
a los sus instintos básicos
que le pedían adelante
seguir, y gozar de aquello
que de la mano al alcance
le ofrecía gustoso el Rey
de aquel país delirante.
Observolo otro animal,
gallinácea ululante
que suele por Navidad
coger los mosqueos grandes,
y viendo que a aquel conejo
le salió bien arrimarse
a lo que el Rey le propuso,
sin dudarlo ni un instante,
al mínimo gesto hecho,
decidió mimetizarse
con la actitud del conejo
y seguir itinerante
y fiel el rastro goloso.
“Si el conejo está exultante
-pensaba aquella ave impávida-
¿quién no te dice que antes
de que suenen panderetas,
mantecados y endulzantes
cosas que se dan por Pascuas
me monte yo en el pescante?”
Así pensaba aquel ave,
así estaba rebosante
de alegría y de salud.
La fábula seguirá adelante.






ROMANCE XXV
En el que se concluye la fábula del conejo y de ese ave que quiere colarse en el palacio.

Habíamos dejado al ave
haciendo cuentas, pensando
si la propuesta del Rey
es real o un farolazo
que se tirado este tío
para tenerme trincado
¿Qué andará el Rey diciendo?
¿Qué pensará Él entretanto?
Si pudiéramos entrar
por los muros de palacio
y nuestras orejas fueran
las del conejo adoptado,
oiríamos las frases
que el Rey está pronunciando
delante de ese Espejito,
para Él Espejo Mágico:
-Dime tú, Espejito mío,
si el ave entra en palacio
y se pone a defecar
por los pasillos de mármol,
que aunque no sea de Carrara
es rojo Torcal del caro,
nos llena de porquería
el sitio tan arreglado
que hemos puesto en esta calle
del Infante Don Fernando.
Y le responde el Espejo:
Rey Ricardo, Rey Ricardo;
el ave no es cualquier ave,
es un elemento, un pájaro
que nos dejará sin pienso
si se mete en el palacio.
Ten cuidado con el bicho,
anda siempre con cuidado,
camélala poco a poco,
no le des desplantes raros
que no sé que ha de pasar
si se te escapa volando
y al loro con esta ave;
por el huevo que te ha dado
arriba, en Santa María
no vayas a estar pensando
que te da el nidal entero
aunque lo estés deseando.
Además, ahora tú tienes
bien asida por el mango
la sartén de tus caprichos,
así que vete pensando
en echarla en la sartén
y aderezarla un poquito
de azúcar, canela y clavo,
y en cuanto haya un descuido
¡zas! Nos la merendamos.
El ave está mosqueada
cual pandereta escuchando,
y piensa si el puto huevo
que en Santa María ha dado
será obsequio suficiente
para entrar en el palacio.
Y como es cuestión frecuente
en las fábulas pensando,
hacer una moraleja
cuando se va terminando,
ahí va la que aquí se sigue
“Si por agradar al Rey
un huevo le has obsequiado,
mira bien dónde lo pones
cuando cierren de un portazo.”






ROMANCE XXVI
En el que se refiere la fabulosa fabulación fabulada por un nuevo fabulador

Hubo en el reino personas
que tuvieron posaderas
puestas en los asientos
del reino de las quimeras.
El reino se había formado,
y aquella gente de fuera
quería tener un asiento
como antes lo tuviera,
ahora han lanzado una carta,
una misiva cualquiera,
por querer seguir estando
como ha tiempo que estuvieran:
¡Qué de cosas han pasado
en la ciudad de Antequera!
Resulta que aquí la gente
ya ni siquiera se acuerda
de aquellos que saludamos
siempre con la mano abierta.
Y eso yo, aquí en mi refugio,
administrando miserias
me lo como yo solito,
solito, como si fuera
una luz en el vacío,
una queja, una quimera,
un sinvivir para mí,
un sinvivir pa cualquiera;
y por eso yo me lanzo
a decir “si yo estuviera
el Rey, Rey no sería
ni tampoco habría Reina,
porque con mis pocos deudos,
esos que a mí me profesan
amor, el tres y pico
ni al cuatro por ciento llegan,
yo sería el adalid
que necesita esta tierra,
porque deben pleitesía;
la bofetada completa
que me han dado en este año
no ha sido en la cara mesma,
yo creo que me la han dado
en las mesmas posaderas.
Y yo analizo y explico
y me gasto las seseras
en decir que lo de ahora
no lo quería Antequera
¿Cómo van a gobernar
en ese palacio fieras
de ese color encarnado
y dejarme a mí en la puerta?
Lo justo hubiera sido
que de allí, de Villanueva
hubieran llovido votos
y así, al punto, estuviera
sentado en esos sillones
a que el cariño me aferra.
Pero no ¡Ay de mí!
Sin mí, sin la mano abierta
¿qué designios tomará
este reino y las sus tierras?
Metido yo a politólogo,
a sociólogo, que espera
tener reconocimiento
del reino y de las afueras”.






ROMANCE XXVII

En el que se hacen advertencias a las acomodaticias formas y a las incómodas subidas desde el Hoyo del Café con Leche.

El reino ya está tranquilo
y aún quizá prolifera
en seguir haciendo cosas
como si el Rey estuviera
reinando solo, solito,
con la su mesa cubierta
con cubiertos de sus deudos,
como si nada estuviera
en contra de sus pensadas
de las cosas que se encierran
dentro de las paredes
aladrilladas e inciertas.
Quizá fuera buena cosa
(quizá una cosa incierta)
hacerle creer al Rey
que puede haber una Reina;
en esto del ajedrez
ya se sabe, es cosa cierta
que si se pierde un alfil
puede haber una otra pieza
que interese al enemigo
jugando en la misma mesa.
De todas formas, ahora
que estamos cerca de fiestas,
dejemos pasar el tiempo
hasta que pase la feria,
y después de los festejos
en los que el pueblo se alegra
por tener PAN ET CIRCENSES,
aunque me falten dos letras,
en los jardines del Mapa
pa pedir rabo y orejas,
y además subir después
esa sufridita cuesta
que se cima resoplando
como si un ocho mil fuera,
porque no existen cojones
de que algún bus estuviera
esperando a los que suben,
¡coño! Que es una empresa
el subir la cuestecita;
la que asciende hasta la mesma
punta de Los Colegiales
donde se imparte docencia.
Decencia es lo que falta
y no palacios de ferias,
sino ferias asequibles
aunque sea sin Carrera;
¡cojones! que tiene un huevo
y medio más si se empeña
el subir la cuestecita
del Café con Leche entera,
entera por el camino,
no por mantener la dieta,
que ha de ser desnatada
pa mantener la silueta.
En fin, dejemos al margen
la cuestión de la apariencia
y si hay que comer algo
pa que la gente nos crea
que no sean los marrones
del Rey y su corte entera;
que se note que en palacio,
el de la calle la Tercia
o la del de Don Fernando
algo ha cambiado, ¡puñeta!,
aunque después en los toros
medias noches y aún enteras
comamos al terminar
esa tercera faena.






ROMANCE XXVIII

En el que se hacen disquisiciones y elucubraciones varias, sobre lo que fue la cultura en esta tierra, llena de barroquisidades, protegida hasta el extremo de creer que la Cultura siempre velaría por nuestras vidas, pobres vidas.


Cuando un Reino se presume
de ser antiguo y señuela
de sostener los sus siglos
reflejados en sus piedras,
no ha de poner los hierros
en las paredes cubiertas
por lápidas centenarias;
eso no ha de ser ¡puñeta!
Aunque allí sí se conjuren
todas las fuerzas completas
para decir que este blues
y sus imágenes puestas
han de taladrar paredes
para mostrar excelencias
de cámaras instantáneas,
geniales fotos muy quietas,
y dicen que la quietud
de los siglos de las piedras
tienen que estar allí heridas
por hierros, que con fijeza
ponen allí los retratos
de un retratista cualquiera
¡No ha de ser, no ha de ser!
porque si aquí en otra era
se puso esmero y orgullo
en que ni enfermedad fuera
tener piedras del riñón
¿qué cosa que era eterna
ha cambiado en esta vida?
¿qué designios nos esperan?
Es verdad que nadie sabe
si en décadas venideras
dirán si se puén meter
hierros dentro la iglesia,
allí, en las sus columnas,
en aquellas barroqueras
cosas que desde el suelo
suben hasta las inmensas
bóvedas que cubren todo,
todo, hasta las vergüenzas.
Vergüenzas han de sentir
los que en el Reino gobiernan
por sentirse cuestionados
por un Defensor que piensa
que está mal, y fatal hecho
lo de las Escaleruelas,
Carigüelas llama el pueblo
a esa ensenada perfecta
¿Qué pasa, que en este Reino
que protegido estuviera
puede caber casi todo,
hasta denuncias de fuera?
Váyanse a tomar por donde,
por allí, por donde quieran,
que es bueno poner el culo
de cara a las Carigüelas,
porque es bueno que si a uno
le aprietan las cagaleras
le pongan algún cemento
para contener la mierda,
esa que nos salpica
desde allí hasta La Vega.






ROMANCE XXIX

En el que , quizás por falta de inspiración, o por salir del paso, se hacen conjeturas varias sobre el verano, las noticias del verano y el verano sin noticias.


Ahora que estamos en tiempo,
ese que llaman estío
esos cultos y finolis
que pasean su vestido
o desnudo cuerpo humano
de mocitas y mocitos
por playas, piscinas, lagos
o mismamente charquitos,
ahora, pienso, no es el tiempo
de sacar esos instintos
que remueven las entrañas
que nos ocupan contino.
Es bueno dejar pasar
el tiempo trituradito
cual hacen las manecillas
de ese reloj infinito
que ahora mismo tengo enfrente
con ese tic-tac cansino.
Ahora no tengo ganas,
ni una sola ahora mismo,
de decir que si Fulano,
o que quizás Fulanito
es un hijo de su madre,
porque a lo mejor su primo
es un hijo de su tía
que es la mujer de su tío.
Digo que ha de pasar
este verano sucinto
y que después en septiembre,
como el Dúo Dinamico
(y perdón por el acento
porque es que entonces no rimo)
dijo en aquella canción
que cantamos cuando chicos.
En este verano entonces
¿Qué ha pasado, qué ha ocurrido?
No ha salido la Obregón
tan ligera de trapitos
(¡con lo bien que le sentaba
el bikini a su tipito!)
Este verano se antoja
una mijita aburrido
sin esa Venus saliendo
del fondo de los abismos
de ese mar que está nervioso
porque aún no ha recibido
la visita acostumbrada
de lo que dentro del mismo
bikini de la Obregón
salaba la costa entera
con bacalao exclusivo.
Pero ha saltado la alarma
en este mar romanísimo
que llamaron Mare Nostrum,
al que quizás los Fenicios
le hubieran puesto otro nombre;
pues ahí ha saltado, digo
una noticia tan grande
que no me ha dejado dormido
ni en siestas ni en madrugadas,
y es que el bikini regino
de Letizia en La Cabrera
ha cabreado muchísimo
a los ambientes monárquicos
porque azul, cual el mar mismo
dicen que tienen la sangre
como si fuera un bolígrafo,
y es que la tinta se borra
con el republicanismo.



ROMANCE XXX

En el que se conjetura sobre declaraciones aparecidas en los medios, medias palabras dichas, aseveraciones enteras, bajadas de pantalones, altas, altas previsiones de dineros y otras prendas.

Son las cosas de los pueblos,
los pueblos son buena gente,
aunque haya uno entre ellos
que sea un impertinente.
Cuando habla el Rey Ricardo
¿por qué el personal no entiende
que es convulsivo embustero
para lograr su perenne
sillón el de los espejos,
ese por el que pierde
eso que hay que tener
cuando el hombre se divierte
vistiéndose por los pies?
¿Y por qué pone ese mes,
ya sea octubre o diciembre,
para pactar con la hembra
de ese animal que teme
que le toquen panderetas
si es posible que haya nieve?
¿Por qué será así la cosa?
¿Será que el P.G.O.U. viene
y es más fácil acordarlo
con la gente de la R.E.N.F.E.?
¡Eso será imposible
si se recuerda y se tiene
bien fijo en esa memoria
lo que dijeron en breve
ahí por esa campaña
hace na más que unos meses!
Pero la memoria es flaca,
delgadita si se quiere
y en Palacio los asuntos
se olvidan si eso conviene.
¿Que estos ya no me interesan,
que este animal que quiere
ulular por los despachos
es el que me gusta? Quede
pues esa cosita tierna
y que conmigo gobierne
el que no me pide nada,
el que lo que yo diga asiente
porque, a ver, ¿por qué se dice
que es un amigo imponente
el que exige ciertas cosas?
¿Y no será que el que viene
dirá “sí Ricardo” a todo
y cuando llegue septiembre
nos repartimos La Vega
y también lo que se tercie
con esos nuestros amigos
que convidan casi siempre?
Las cosas de este Palacio,
las cosas que aquí se leen
son para escribir un libro
porque tienen “perendengue”
¿Qué dirán ahora los barrios
y los anejos, por ende
cuando salían a la calle
a poner al alcalde verde?
¿Saldrán otra vez gritando
que quieren agua y es este
el tío que no la da
porque a él no le conviene?
Será cosa de esperar
hasta que pasen los meses
si ese carnet tan antiguo
que se dice que se tiene
se sienta con la alcaldía
y Bobadilla es consciente.



ROMANCE XXXI

En el que se habla de cifras, dimes y diretes sobre lo que conviene o no conviene decir y cifrar en cada momento, dependiendo de lo que a uno le convenga, y de lo que la gente opina del afamado carrusel de apertura de la feria.

Al terminarse las fiestas
y concluirse los actos
es hora de hacer recuento
o contar un cuento malo.
Aquí ha venido más gente
que la que hay en Palacio,
alrededores cercanos,
luengas leguas en redondo,
y aún sitios más lejanos
¿Son quinientos mil seguro
los que por aquí han pasado?
Pelín largo me parece,
un número exagerado,
porque echando, echando cuentas
por los días que han durado
los fastos de nuestra villa,
se supone que han estado
cada día unos cien mil
y eso parece muy largo;
vamos, que no me lo creo,
vaya, que no me lo trago
¿En qué se basará el Rey
para lanzar tan tamaño
embuste a sus pobres gentes,
esforzados ciudadanos?
Nos ha pillao a fin de mes
y terminando el verano
y estábamos tos más tiesos
que eso que viene bajando
tras explotar el cohete,
la varilla, que es de palo.
Y ya que estamos de cuentas
y pues de cuentas hablando
¿Cuánta habrá sido la gente
que salieron paseando
sus pancartas contra el AVE?
(no esa ave de Palacio
de la que hablo a menudo,
sino del AVE que quieren
que entre aquí soterrado)
¿Será ahí tan generoso
y espléndido el Rey Ricardo
o serían catorce o quince,
o dieciocho a lo máximo?
Aquí se ve claramente
que las cifras se van dando
según le conviene a uno
y no las reales, claro.
Y ya volviendo al principio,
al principio de los fastos
me han dicho que el carrusel
fue algo menos que mediano,
vaya, que fue una vergüenza,
una caca que no ha estado
a la altura de este pueblo
que trae toreros caros,
famosos del papel couché
y luego ante los astados
hacen lo que las vacas
cuando están en medio el campo;
se descomponen de vientre
y por detrás van echando
eso en un sitio que ahora
es mejor que ni nombrarlo.
Y la semana que viene
Habrá que seguir rimando.



ROMANCE XXXII

En el que se advierte de las promesas, que por extraordinarias, pueden parecer falsas, aunque el común de la gente desearía que fueran verdaderas.

Dice la gente de siempre
que entre el suelo y el cielo
tiene que haber un cachito
que sirva para consuelo
y resguardo de la gente
cuando llega el frío invierno;
o el caluroso verano,
que cuando aprieta el Lorenzo
deja caer por los poros
ese zumaquito espeso
que riega frente y mejillas
y aún lugares más pudendos.
O sea, que a fin de cuentas
es bueno tener un techo
donde poder resguardarse
los hijos, padres y abuelos.
Pero claro, en esta era,
quiero decir, esto tiempos,
tener donde resguardarse,
o sea, debajo de un techo,
pues cuesta más de un riñón
(algunos dicen un huevo
y la mitad de su hermano
que está a su ladito quieto)
vaya que tener un caho
entre la tierra y el cielo
y que sea propio, propio,
ahora mismo es un enredo
que no le está permitido,
ya sea rubio o moreno,
a cualquier mujer u hombre
aunque se gane su sueldo.
Es por eso que las gentes,
las que entienden de gobierno,
dicen que van a poner
pisos a muy bajo precio,
claro, que en plan de alquiler,
no pa tenerlo, tenerlo,
y han puesto de condición,
vaya, por poner un precio
que no se pueden ganar,
ya sea elementa o elemento,
ni un duro, ni un céntimo más,
de los mil trescientos euros,
o sea, una porquería,
vaya, una caca de sueldo.
Bueno, pues si se puede
alquilar un lugarejo
pa todo el que gane poco,
o sea que gane menos
que esa porquería que he dicho
de tres mil y pico euros,
van a salir los pisos
como salen los conejos
de la mágica chistera
de cualquier mago embustero,
y la verdad que no está
la cosa pa muchos cuentos
¿De dónde van a sacar
tantos pisos para arriendo?
Cuando vengan a ponerle
a banderita en el techo
a los pisos que construyan
nuestros hijos son abuelos.
No es por desconfianza
pero yo no me lo creo,
así que ojito al parche
porque se avecinan tiempos
en que se prometen bueyes
y te quedan los pellejos.



ROMANCE XXXIII

En el que se explica o se intenta justificar el porqué de alguno de los temas elegidos, dejando claro que el estío o el sobrino no son buenas épocas para la composición, sobre todo si se está alejado del lugar.

Retiro medio estival
y medio costasoleño
porque se está en la otra parte
y no en la que están entre hierros
o sea, al lao del Rincón
juntito con los caleños.
Allí, sentao en la terraza
y comiéndome un espeto
junto a un pulpito frito
con salmonetitos buenos
y cayéndome gotitas
de esas que caen del cielo,
porque empezaba a llover
y es ciencia de los abuelos
que te mojas cuando caen
esas gotitas, que luego
sólo te joden un poco
porque escampa al poco tiempo,
pero te dan la comida,
y sin sobremesa luego,
ni patxarán, ni un wiskito
y ni siquiera, siestero,
ni un polvete mal nombrado
¡Dios mío, que asco de tiempo!
Pero a lo que yo venía,
aparte de ese cabreo
de no mojar por mojado,
con el pinganillo tieso
que se llama de otra forma;
son auriculares, creo,
pues por ese pinganillo
(y no por otro, que pienso
que pensarían algunos)
por ese oí en efecto
que se le arreglan los dientes
a niños y quiceañeros
¡A buenas horas!, me dije,
¡ahora que ya estoy inmerso
en los cinquentaydos largos
y me está costando un huevo!
Que la sonrisa de un niño
vale más que el universo
¿Quién lo duda? Eso no
no protesto yo por eso,
sino que si la salud
tiene que ver con el mesmo
estado que tien los piños,
si es científico en efeto
¿por qué me cuesta un riñón
y además el otro huevo?
¿que han de reír los niños?
que se rían, por supuesto,
pero creo que no es risible
el que cualquier ministrejo
se le encienda la bombilla
y diga “pues ahora esto”-
Y a lo ha avisado Solbes
con su sabido gracejo,
que Chiquito La Calzá
está mosqueao por eso.
“aquí no se quitan caries
porque no puedo, no puedo,
que es que he mirao en la caja
y no me queda ni un céntimo.”
No se puede confiar
en magos filibusteros
que te dicen no a la OTAN
y nos metieron enteros.



ROMANCE XXXIV

En el que se inicia una fábula de un hombre que rompíase la cabeza haciendo cuentas para desbancar al Rey, poner una Reina en su sitio usando las matemáticas, para la buena marcha del Reino. (Parte primera)

En los Reinos, es sabido,
anda la gente llorando
por encontrar un resquicio
para entrar en el Palacio.
No siendo cuestión del Rey
porque anda despistado,
la gente es la que decide,
a la sazón: pueblo llano,
gentes de bien y de orden
que viven de su trabajo
y que con su voz deciden
los que en el salón tan largo
han de ocupar los sillones
de ese concejo sagrado,
y como son veintiuno
y no otro número exacto,
pues esos son los que hay
y no más, eso está claro
¿Qué se pueden hacer cuentas?
¡Quién lo duda! Yo las hago
como hacen los demás
las suyas, y van contando
uno a uno los sillones,
y van sumando y restando,
porque de los sitios, once
suman más, y es demostrado
por las propias matemáticas,
que diez o menos sentados
¿Qué se hacen combinaciones?
se puede, no hay que negarlo;
si se suman tres y uno,
mas siete que van llegando,
hacen once, aunque a los otros
se le quede cara palo.
Pero también puede ser
que diez y tres, por contarlo,
sumen más que siete y uno
en el mejor de los casos.
En fin que con veintiuno
está lleno y completado
del Reino este concejo
no bien siempre aconsejado.
Ahora bien; puede pasar
que diez y uno sumando
deje a este Rey en su sitio
y con su bastón de mando,
y todo aquello que dijo
ese único sumado
en pelillos a la mar
se quede el discurso ahogado
¿Y qué dirán esos luego,
los que por ahí van graznando
que le dicen las verdades
a la cara al Rey Ricardo?
¡Qué dilema para el hombre
que crea que ese amado
jefe que suma el once
se entregue a los pies temblando
del Rey, en esa su casa,
su suntuoso palacio!
¿Qué será de los llaveros,
no de los que van colgado
por fuera del pantalón,
sino de aquellos que antaño
hacían llaves pa comer
y ahora mismo están pensando
en utilizar la llave
para entrar en el palacio?
Aquí seguirá esta fábula
a lo más tardar el sábado.



ROMANCE XXXV

Donde se concluye la fábula siete días atrás iniciada y se da noticia de las cuitas que atribulan a un sujeto, que queriendo volar alto, las quintillas finales concluyen que se quedó en el ocaso... que no es mala compañía y presta buenos servicios.

Y retomamos la fábula
que inconclusa estaba el sábado
donde se hablaban las cuitas
de ese llavero frustrado,
por mor del su caballero
que, sumiso al Rey Ricardo,
le ha otorgado sus favores
en los lugares sagrados,
esos que están justo enfrente
del Mesón del Escribano,
en donde humean las carnes
que penetran el olfato
de las jadeantes gentes
que suben allá a lo alto
a contemplar los paisajes
que a lo lejos van quedando
¿Qué será, pues, de este hombre
que idolatra a su afamado
jefe de filas confusas
si le ha dado el esquinazo?
¿Tendrá evacuaciones líquidas
y su papel, ya manchado
de esa cosa maloliente
que se suelta por el lado,
ese que según dicen,
donde la espalda su honrado
nombre pierde por humilde
y se queda en culo raso?
¿Pedirá además perdón
a la gente, al pueblo llano,
que creyeron reyezuelo
al que no llegó ni a cabo?
“Cosas veredes, mi amigo
-decía Don Quijote a Sancho-
que harán fablar las paredes.”
Y nos quedamos tan panchos.
De aquí palante, la fábula
antes de ir terminando
irá en quintillas de cinco
versitos que van rimando:

La gente que de ti sabe
sabe que derecho andando
no has ido, sino una tarde
que te creías con las aves
y estabas en el ocaso.

Si caíste de una lista
que a las personas hablando
dijo que los comunistas
son una gente entreguista,
estabas en el ocaso.

Y si a Ricardo Primero
odias, como es demostrado,
díselo tú el primero
o ese tu jefe altanero,
porque estás en el ocaso

Y si a ese Juan Tercero
criticas por ir rimando
lo que cualquier chaquetero
hace por el dinero,
es que estás en el ocaso.

Y si los cantamañanas
te caen mal, digo acaso,
mírate tú en la ventana
y si te ves reflejado,
es que estás en el ocaso.



ROMANCE XXXVI

En el que se llama la atención sobre aquella gente que se dice una cosa y se confiesa la contraria. Gente republicana que quiere seguir siendo monárquica y donde se acuña el término Repumonarcano y se da noticia de una O.N.G. recién creada.

Se ha suscitado en el Reino
y allende las sus fronteras,
si es la gente de a pie
la que su Reino gobierna.
Y pareciendo la cosa
muy clara de entendederas,
que la gente con su voto
pone en los sitios que quiera
a quien sea su gobernante,
parece que no es tan cierta
¿ Y Cómo habrán de llamarse
esos que van y se acuerdan
del republicano abuelo
sólo cuando le interesa?
REPUMONARCANOS son
seguro la gente esa
que con la boquita chica
la República tercera
quieren y odian a la vez
cual si una querida fuera,
y unen su voz en el coro
juntito con la derecha
y esa ululante voz
que no se sabe qué sea;
si algún ave de corral
o gaviota de derechas.
Y al cabo ¿qué dirá el Rey,
Ricardo pa que me entiendan,
teniendo él sangre azul
cual bolígrafo cualquiera?
No la República, no
aunque sea la tercera,
porque aunque su partido
republicanito sea,
echa un pasito patrás
y quieren que las raleas
de la Real Casa prolonguen
su estirpe, hasta las postreras
jornadas de las centurias
que han de venir, venideras
¡REPUMONARCANOS míos,
chavalines que de izquierdas
decís que sois desde siempre
y al Monarca, postraderas
ponéis las vuestras rodillas
y le alabáis sus quimeras!
¡Volved la mirada atrás,
salid de las madrigueras
y confesad de una vez
quién luchó por la bandera
tricolor, que es muy hermosa
y estuvo en nuestras trincheras!
O a lo mejor es mejor,
será la cosa más cierta,
que os declaréis monárquicos
y que una O.N.G. nueva
se funde y sea C.S.F.
Caraduras Sin Fronteras.




ROMANCE XXXVII

En el que se cuenta una historia futurista e imposible vista desde unos quinientos años, o más, de atrás hacia delante y se da noticia de un funesto invento.

Están tan lejos las piedras,
tan lejos los siglos estos
de aquellos que han de venir
en que locuelos inventos
turben la paz de los hombres
y entontezcan su cerebro.
Yo hablo desde las almenas
de este castillo que han puesto
en este sitio los moros,
aunque después algún techo
le hayan puesto los cristianos
por medio de un reyezuelo
y le llaman chapitel
que es lenguaje más moderno.
Bueno, pues aún más allá
y más lejano en el tiempo,
el hombre va a concebir
diabólicos inventos
según me dice este mago
que contratado yo tengo
pa que adivine el futuro.
Dice que pasará esto:
Igual que todas las calles
se conectan por el suelo,
igual que todos los ríos,
se entiende los pequeñuelos,
van corriendo a otro más grande,
mucho mayor y más grueso,
igual, lo mismo, igualito
cuando pasen unos cientos
de años y algunos más,
por medio de cables puestos
al lado de las paredes,
se conectarán los pueblos,
y se llamará internet
y estaremos boquiabiertos.
Allí se podrán colgar
cual calcetín sin remiendos,
anuncios e imágenes varias
pa que los vean inquietos
cienes y cienes de gentes
en unos aparatejos
que son como una ventana
abierta a los cuatro vientos.
Y como el mago me dice
que mire en la bola, dentro,
me dice que va a pasar
lo mismo, pero sin cuentos,
que lo de la bola es
una trola que los nenos
se tragan, porque no quieren
estar más rato despiertos.
Pues por esa ventanita,
por ese aparato infesto,
aparece un castellano,
quizá del reino gallego,
que dice que hay que sacar
banderas en los eventos
que ensalcen el ardor patrio
y se queda tan compuesto.
Mas los estarán acusando
de moverle aquel su asiento
a un monarca, el que habrá
reinando en ese su reino.
Y esta pregunta asalta
a los pobres aldeanos
¡Ay Dios mío se habrá vuelto
republicano el Mariano.




ROMANCE XXXVIII

En el que se hacen apreciaciones sobre los nombres que designan a las personas y las suspicacias de ciertas personas.

El llamarse de una forma,
y no es cuestión baladí,
no ha de convertirse al cabo
en manera de sufrir.
De acuerdo que no es lo mismo,
y que ni siquiera así
lo pienso, el llamarse Arturo
o el llamarse Serafín,
pero quitados los casos
en que se pueda obstruir
lo que uno es o no es,
no hay que llevar hasta el fin
o hacer cuestiones de Estado,
que se pueda traducir
el nombre de una a otra lengua
y más si esta es afín,
pues el ser nacionalista
no significa oprimir
a aquel que no quiera serlo
simplemente, porque si
criticamos lo contrario
y al volver el calcetín
hacemos lo criticado,
puede parecer ruin;
la ley del embudo ese
que dice que para ti
es el tubo más estrecho
y el anchito para mí.
Y lo vimos la otra noche
una, dos veces, mil,
en la misma tele nuestra
que se ve también allí,
mas yo a mí me preguntaba
(sí, yo mismito a mí)
¿por qué ese hombre tan sabio
habla en román paladín
y no en catalán corrido?
¡Ah, inocente Juanín!
no ves que lo que interesa
es que se enteren diez mil
y no los primos y hermanos
y a lo más un vecinín .
¿Por qué ese afán entonces
de llamarse Josep Lluis
y cabrearse muy mucho
al llamarlo José Luis?
¡Joder con las suspicacias!
Dios mío que berrenchín
me ha pillado el diminuto
y avispado parlanchín
por traducirle su nombre
al castellano sutil,
porque si fuera a otra lengua
o a otro idioma más vil,
pero en la de Cervantes,
en la de Lope, y al fin
en la de Quevedo y Góngora.
Es marear la perdiz,
buscarle tres pies al gato,
como si fuera un misil
lanzado contra el honor
y juro que no es así.
Para que todos lo sepan
hago esta promesa aquí;
con los nombre y apellidos
que constan en el cuadril
de esta triste columnilla,
yo tiendo la mano ahí
y digo: “dame la mano,
la manita Pepeluí”.





ROMANCE XXXIX. Por Juan Segundo Díaz Núñez


En el que se da un repaso a la estabilidad del Reino y se habla futuriblemente de otro Reino más grande.



Ahora el Reino está tranquilo,

que pasaron esas fechas

en que aún no se sabía

quien era el Rey en esta tierra.

En el hermoso palacio,

en medio la calle Estepa,

enfrente del Mercadona

el Rey está en su banqueta

que estaba que sí, que no,

y se mantiene derecha

porque hay otras tres patas

que el que se caiga a tierra

no quieren, y eso está escrito,

firmado de puño y letra.

Pero pudiera pasar

(eso le pasa a cualquiera)

que se muden los quereres,

que cambie de impedimenta,

que le guste más el otro,

y que por cualquiera muestra

de desafecto amatorio

se vayan a hacer puñetas

lo que costó tanto y tanto,

y que otro gallo se meta

en corral tan codiciado

como es ese, que una puerta

tiene por el su costado

y otra que nunca está abierta

en la rúa principal

de este Reino de Antequera.

Pero fuera de este Reino,

más allá de Fuente Piedra,

y aún más allá de Osuna,

y aún más La Lantejuela,

vaya en el mismo Sevilla,

lo digo pa que me entiendan,

hay otro Reino más grande

y un Rey que tiene cabeza

para llevar la corona

desde hace más de una década,

y que quiere repetir

y seguir por esa senda

que le dejaran Borbolla

y el Breve Escuredo hecha,

mas Chaves, que tiene nombre

de una parte de peseta,

que "ochavo" era su nombre

por ser la moneda esta

como la Plaza Ochavada

de Archidona, la muy bella

y hermana ciudad de al lado,

Chaves, digo, se presenta

para ser de nuevo el Rey

de toda Al Andalus entera.

Y el su principal rival

al parecer es Arenas,

que a veces da una de cal

y la mayoría de tierra,

porque mira que salir

con la vulgar cantinela

de que el nuestro himno oficial

el de La Más Grande sea

y que a Los Puertos la Lola

se vaya por estas fechas.

Hay cosas más importantes

que coplas en esta tierra.



lunes, 29 de octubre de 2007

ROMANCES (I)


Esta serie de Romances, escritos por nuestro amigo y compañero Juan Segundo, referidos al Reino de Aantequera, donde habita en el Palacio de Calle Estepa el "Rey Ricardo", se refieren al devenir diario de la vida y política de nuestra ciudad.
Ahora pongo una veintena y en una segunda entrega pondré otros tantos.
Todos ellos han sido publicados en "La Crónica"




ROMANCE PRIMERO

Era un pueblo pequeñito,
pueblo como otro cualquiera
que tenía sus callecitas
y que miraba a La Vega.
hay mercaderes, marchantes,
comerciantes de solera:
aguardenteros que hacen
aguardiente, que lo beban
los que beben aguardiente
y algunos que venden telas
y los que curten pellejos,
curtidores es la empresa,
cantareros, campaneros
gente de baja ralea
que han dicho ¡con dos cojones!
"no se paga la luciérnaga"
Pero reinaba aquel pueblo,
aquel vergel de La Vega
Rey Ricardo, Rey Ricardo
y dice que en estas fechas
alumbrado ha de haber:
"Aunque no paguen las glebas,
del erario sacaremos
euros y aún pesetas
aunque no haya en Calzada
ni tampoco en La Alameda
y otras que yo no miento
aunque yo mentir sí sepa
ni una luz, ni un candil
ni tampoco una lumbrera
que el Niño Jesús me dijo
que me dejaba esta herencia
para que yo gobernara
golf, dineros y tenencias
y concejalías malditas
de maldita malquerencia
como es la de deportes
la de la calle Trasierras
que no paga bocadillos
ni autobuses a otras tierras
y digo yo que será
por ahorrarse unas pesetas
que aunque no me hacen falta
porque yo ando bien de cuenta
este muchacho es celoso
de los dineros y rentas,
por eso no le he encargado
que me alumbre en estas fiestas,
porque me hubiera quedado
poco menos que a dos velas
y en penumbra Majestades
de Oriente, quizás no vengan
y quiero que esto reluzca
como si fuera candela,
como un ascua, una antorcha
un raudal de luces bellas,
una hemorragia de luces
acompañadas de estrellas
una enorme multitud
que tenga tanta presencia
que digan los de los pueblos
“¡Mira que arde Antequera!”
y no arde Antequera, no
que es que yo la puse bella
que si otro fue Lucecita
ahora yo soy "El Lumbreras."
(Continuará)



ROMANCE II


Donde Se da cuenta de algunas cavilaciones del Rey Ricardo

Cuando caminaba ocioso
Rey Ricardo, Rey Ricardo
por aquel castillo moro
que hoy es castillo cristiano,
paseando los adarves
bien hechos, bien empedrados
por otro rey anterior
al que le gustaba tanto
una piedra, una chinita
o cualquier rodado canto
que pudiera colocarse
tanto en pared como en llano,
digo, cuando caminaba
sus pensamientos pensando
con las manos a la espalda;
la diestra, puño cerrado
y la siniestra que abarca
la muñeca de ese brazo,
da pasos sin norte fijo,
mira al suelo cabizbajo,
cualquiera que así lo viera
“¡algo andará maquinando!”
-diría sin más preludios-
“¿Un nuevo campo de golf?
¿quizá recalificando
otras parcelas de tierra?”
Pero alza la vista mirando,
de pronto, hacia el horizonte
y su semblante ha cambiado
“¡Dios mío, qué grande soy1”
-dice entre sí cavilando-
¡Cuánto me adoran y quieren
estos deudos y vasallos.
Pobre gente ¿qué sería
de ellos sin regia mano
que los guiara, qué tristes
y aún miserables sus años
¡qué perdida su existencia!
Su futuro abandonado
a lo que quisiera hacer
otro cualquier desalmado.
Yo en cambio miro por ellos.
Yo les estoy alumbrando
estas fiestas entrañables
que entrañan un buen puñado
de billetes en bombillas,
y les estoy preparando
una linda cabalgata
para que sigan soñando
en esa mágica noche,
que yo les he regalado
cuanto tienen, cuanto añoran
y que siguen respirando
porque no he cortado el aire,
aunque mira, bien mirado
podría cobrarse un precio,
simbólico, no muy alto,
para aspirar las partículas
de oxígeno por el órgano
de encima de los bigotes
y después al expirarlo
se cobraría un poquito,
un poco más, pues es claro
que ese aire que se espira
luego hay que reciclarlo,
que me tienen este pueblo
todito contaminado
¡tanto respirar de balde!
¡tantas narices hinchando
y succionando a la vez
este aire tan barato!
Mira, pues cobrar por eso
no estaría mal pensado.



ROMANCE III

¡Y no diez por banda, no!
que catorce se han dispuesto
para que nos caiga nieve
en un recorrido presto
a propósito de Reyes
que de Oriente van viniendo
¡Y luego dirán que somos
originales con esto!
Porque no es idea propia
¡Copiamos de los leperos!
que han dispuesto que este año
cerca del ayuntamiento
ha de nevar cada día
que es Navidad para eso
¡A saber si hubo en Belén
un triste copo cayendo!
pero como aquí la cosa
va de votos, es por eso
por lo que quiere Josefa
y el Rey Ricardo ha dispuesto
que sea original nuestra
y no sea de los leperos
y que salga en los periódicos
que los que copian son ellos,
y que lanzamos al aire
artificial elemento
enfriando agua previa
¡que no haya congelamientp!
porque si caen cubitos
en vez de nieve, presiento
que en la cabeza de alguno
habrá descalabramiento,
para eso hay suficiente
con esta cuesta de enero
en la que ha subido todo,
todito menos los sueldos
que sí que están congelados
y no los cubitos esos
que te echan en los vasos
para poner luego menos
ginebra, aunque se cobre
medio igual que uno entero.
Volviendo a lo de los votos,
llevo unos días oyendo
que en este pueblo se suma
más que en primaria y entiendo
que ha de haber alguna resta,
porque pensando, recuerdo
lo de las Escaleruelas,
Carihuelas llama el pueblo
a ese lugar tan precioso,
antes piedra, hoy cemento,
porque se les ha puesto a algunos,
el Rey Ricardo entre ellos,
que los nuevos señoritos
vayan allí de paseo
y si andando es muy pesado
se coge un todoterreno
para eso hemos cambiado
esta nueva “ley del suelo”
y la gente de los palos
pelotita y agujero
que cabrean a los topos
monten su caballo, y luego
que se den un paseíto,
un paseo quijotesco
sin que Rocinante acabe,
resbalándose, en el suelo.


ROMANCE IV


En el que se cuenta la muy veraz fábula del clavel y del conejo. Primera parte.


Dormitaba en la penumbra
tendido en un sitio fresco
verde hierba, blanca escarcha,
desocupado un conejo.
No hace como las liebres
que, uno cerrado, otro abierto,
al par que duermen vigilan
por si hubiera algo ajeno.
Pero nuestro personaje,
que es de natural despierto,
duerme a sus anchas, profundo,
entregado al dulce sueño.
Mas de pronto, algún ruido,
un despistado viajero,
va y lo rapta, cual un tauro
de los brazos de Morfeo.
Yergue su imagen cunícula,
las orejas al venteo,
los ojos miran al frente
todo el horizonte entero,
y descubre en lontananza
algo rojo, como un beso,
ósculo en Madre Natura
se muestra en un soto espléndido.
El conejo embelesado
corre en busca de aquel fuego,
aquel ardor que reluce
como un sol en campo yermo:
es un clavel que le invita
con el color del infierno
a que se acerque despacio,
quedito, a pasito lento,
va acortando la distancia
paso a paso, metro a metro,
hasta que por fin se acerca
y lo olisquea un momento.
Curioso, como es normal,
de natural el conejo
se interesa por las cosas
que tiene el clavel bermejo.
Ni corto ni perezoso
Se pregunta qué es aquello
que le atrae del clavel
que tiene al lado un espejo
y más allá hay una rosa
y algo mellado y postrero
hay detrás de un vil carbón
y están juntos todos ellos.
El conejo se interesa
por los asuntos internos
que debaten sonrientes
como buenos compañeros.
De pronto, con gran ruido
y en medio de un humo denso,
aparece Rey Ricardo
como por encantamiento
y le ofrece zanahorias
al avispado conejo
que no duda en acercársele
las zanahorias oliendo,
pensando que de este asunto
ha de sacarse provecho,
y sin duda que lo hay
y que lo hay en efecto:
le ha ofrecido figurar,
que el Rey Ricardo es espléndido
en cuestión consistorial
con Él en el puesto onceno.



ROMANCE V


Donde se da cuenta de la muy enjundiosa charla entre el Rey y el conejo (segunda parte)

Alejado se ha el conejo
pensando, meditabundo
en esa oferta maldita
hecha desde el inframundo.
“Si yo- pensaba entre sí-
le meto el diente a este asunto,
puedo arreglar del todo
mi vejez si me lo curro.”
El Rey lo observa de lejos:
“Este acepta, eso es seguro.
Eso me permitiría
reinar no sólo este mundo,
sino aquél de más allá,
del otro lado del muro,
del Torcal, quiero decir,
detrás de la Boca el Asno
que no se llama del Burro
porque suene algo mejor.
Así, no me llevo el susto
de perder en Villanueva
que no es pueblo minúsculo
como antes lo entendían,
Pueblecillo, en absoluto.”
Entre estos pensamientos
y algunos de menor bulto,
el Rey Ricardo medita
y piensa que es eso justo,
aunque diga la derecha
y aseguren todos juntos
que el hacer eso está feo,
que eso es transfuguismo puro,
que si un conejo se escapa
a otra madriguera, un zulo
se merece por morada
y no otro sitio más chulo,
porque eso de ser tránsfuga
huele tan mal como el culo.
El conejo va y se acerca
al Rey Ricardo un segundo
y pregunta qué le toca
de ganar si me hago tuyo.
Y le responde altanero
hinchando, notable, el busto
que los campos que rodean
la Villa con Nueva juntos
será como un virreinato
para él, como su mundo;
podrá recalificar
tranquilamente, a su gusto
y cambiar por zanahorias
los de alfalfa minifundios
y sin darle explicaciones
a vivos, ni aún difuntos.
“¡Yo no quiero zanahorias!”
-grita herido en su orgullo-
“Yo quiero que se hagan partes
de otros más altos enjundios
que te traes entre manos
y que no nombro y soy mudo
y hago la vista gorda
si de ese clavel, el umbro,
la sombra, quiero decir,
me protege en el futuro,
porque me acuerdo que Silva,
y de esto no hace mucho,
pues hizo casi lo mismo
y se le complicó el rumbo
¡Te metes las zanahorias
por donde te dé más gusto!”


ROMANCE VI


Donde se concluye la muy comentada en Antequera fábula del conejo y el clavel.

Ante tamaño exabrupto
se ha extrañado el Rey Ricardo,
más que una respuesta ha sido
un tremendo espetonazo.
Creía que lo tenía
todo atado y bien atado
y el torcalino conejo
de tonto no tiene un gramo;
habrá que hablarle muy quedo,
habrá que irlo asimilando
a las sus buenas maneras
que acostumbran en palacio.
Se mira el Rey en el espejo
y cual si fuera uno mágico
le pregunta al espejito
“¿qué debo de irle dando?”
El espejo le contesta
cual es su derecho brazo
que le vaya prometiendo
cosillas a largo plazo
“que si el aeropuerto llega,
que si el PGOU está arreglado,
que si te invito en el golf,
que si te presto mis palos,
que si toma mis pelotas
que si tu hoyo es más ancho”
que si vaya jueguecito
porque cualquiera pensando
en otra cosa estaría
con hoyos, pelotas y palos
¡pero no!, que el parlamento
es entre seres honrados:
un conejo que a la gente
de su partido tirados
deja y se arrima al clavel
donde espera resultados
con más pingües beneficios
que los que le estaban dando
verde hierba, blanca escarcha
sin pensar ha abandonado
para acogerse al clavel,
al clavel del Rey Ricardo
porque digo yo que aquí,
estando yo aquí a su lado
algo me puede caer;
algún sonido metálico
que suene aquí en mi bolsillo,
ya sea de plata o áureo
que no hago yo distingos,
aunque prefiero el dorado
porque la plata se marcha
como el Guadalhorce honrado
que va a morir a la mar
que el poeta castellano
Manrique, ya lo dijera
y lo dejara estampado
en las coplas que dedica
a su padre, el afamado.
Y como suele ocurrir
en las fábulas contando
en llegando al final toca
el colorín colorado:
del conejo y del clavel
la fábula se ha terminado.


ROMANCE VII


En el que se da cuenta de la ardua y diaria cruzada que tienen que soportar los antequeranos.

En este pueblo, señores
todo el día, desde el alba
tiene lugar a diario
una singular cruzada.
¡Miento, que no a diario!
cinco días por semana
que cruza una cruz las calles,
una cruz endiablada,
una cruz que temen todos
por un camión arrastrada.
Sólo falta, para peor
que fuese además gamada.
Los antequeranos tiemblan
cuando la ven levantada,
pero lloran sus carteras
si la ven al suelo echada
arrastrando algún vehículo
a la plaza que es llamada
de Castilla, donde está
la estatua enamorada;
asido el uno a la otra,
la otra al uno agarrada,
como quisiera agarrarle
uno al conductor la cara
que se ha llevado la cruz
mi coche, mi cuatro latas
que lo tenía aparcado
muy cerca de Las Delcalzas
y una vil raya amarilla
que es de la grúa chivata,
esa ha sido la culpable
de arruinarme la semana;
pues sólo por el servicio
son sesenta y seis del ala
y otros cien o cinto y pico
la infracción, que está estampada
en el boletín maldito
de la policía llamada
local, porque es de locos,
una auténtica pasada,
que se cobre ese dinero
por una rueda montada
en la acera, o estar puesto
en una carga y descarga.
Y de descargas hablando,
el pliego, que es gracia dada
pa marear la perdiz,
porque no resuelve nada;
se falla después de un mes,
por lo que si no es pagada
la infracción en ese tiempo
sin una triste rebaja
te quedas, cara de tonto
y la tarjeta embargada.
Así que hay que pagar
antes de un mes, o no hay nada
de deducción del papel
y enterita hay que pagarla.
Pues bueno, díganme ustedes
si no está justificada
la mala leche que le entra
a la gente antequerana
por esta cruz del diablo,
que nos hace esta cruzada
para que algún gilipollas
se hinche sin hacer nada



ROMANCE VIII


En el que se saca a un amigo de un error gramatical y se hace elogio del aguardiente.

Nadie duda de esta villa
que está bien comunicada
con Sevilla y con Córdoba
además de con Granada
y no queda ni muy lejos
auque sí, y mucho en tren, Málaga.
Ahora que ya han llegado
las traviesas a Santa Ana
estamos bien conectados
con la Corte y la farándula.
Y no es que sea barato,
de eso no tiene nada,
pues además del billete
de ida y de llegada,
hay que añadir lo del taxi
para llegar hasta casa,
porque no hay ni un autobús
en esa franjita horaria
que traiga a los viajeros
por una cosa barata.
El nombre de la estación
ha enrojecido gargantas:
que si estación de Antequera,
que si Antequera-Santa Ana
que si meter Bobadilla
que Bobadilla-Santa Ana...
y todo quedó resuelto
¡qué solemne catetada!
juntando las tres ciudades,
como un crisol de palabras
quedando en denominarse
Antequera-Bobadilla-Santa Ana,
pues hay que hacer concesiones,
porque independencia clara
quieren los de Bobadilla,
para eso tienen la PABA,
para irse segregando
puerta a puerta, casa a casa
de este tan mal municipio
que no atiende sus demandas.
Un mi amigo me ha contado
que lo del AVE a Santa Ana
más pronto que Bobadilla
de eso nada de nada,
puesto que antes de eso
llegó a ese pueblo la PABA,
que es animal de corral
pero que posee alas,
por lo tanto como AVE
ha de ser considerada.
Yo lo saco de su error
porque algo sé de gramática
y le digo que es con V
y no con B como la haba,
que por algo yo me gano
el pan de cada mañana
enseñando a mis alumnos
gramática castellana.
¡Castellana!
¿Por qué será que me sabe
a aguardiente esta palabra
cuando al paladar la lengua
suena como una granada?
¡Castellana!
Dulce jugo, agua ardiente
que entra por mi garganta
y mata los gusanillos
que me roen las entrañas
cuando todavía tengo
en los mis ojos lagañas.


ROMANCE IX


Donde se hacen disquisiciones sobre qué votará mañana el conejo... y no se llega a ninguna parte.

¿Votar sí o votar no?
Así, en esta quimera
devanándose la gente
el coco está, y semejan
al gran Shakespeare, al gran Hamlet
hablando a la calavera
entre si es o si no es,
si no sé si me interesa
el blanco, el sí o el no,
o no ir a votar siquiera
si el día amanece bueno
pa ir a comer a una venta;
por cierto, la del conejo
pone una carne muy buena,
y mi amigo Miguel Lanas
que rima como cualquiera
pone un lomo y un chorizo
con un litro de cerveza
que sabe a cielo y a gloria
por una cuantas pesetas.
Pero hablando del conejo,
y no de aquél de la venta
sino de otro que conocen
de otras cercanas entregas
por tontear y acercarse
al clavel que lo tantea
y le ofrece vanidades
¿qué votará en esta terna?
¿Dirá no porque le duelen
como si fueran pesetas
los euros que dicen, se pierden
si echas la papeleta
del sí, dentro de la urna?
¿ Votará no, si recuerda
que no mucho tiempo atrás
él se dormía la siesta
con blanca escarcha tapado,
tirado en la verde hierba?
¿Pues qué votará el conejo?
¡Qué solemne papeleta
el tener que averiguarlo!
Más fácil una quiniela
con pleno al quince incluido
que imaginarse siquiera
lo que saldrá de las urnas
del E.A.T.I.M. Villanueva;
porque pensando, pensando,
si los de la mano abierta
dicen que nanay, que no
y el conejo caso hiciera
por aquello del recuerdo...,
pero si el Rey se entera
le retira sus favores
y le manda carretera
y manta, para el Torcal,
más allá, hasta Villanueva.
No, él votará que sí,
igual que en el aeropuerto
y el P.G.O.U. de Antequera
y no pensará en los miles
de millones ¿son sesenta?
que dicen que aquí se pierden
si a Chaves le echas cuentas.
Pues entre el sí y el no
como un conejo cualquiera
han de debatirse ustedes
¡Reflexionen por su cuenta!


ROMANCE X


En el que se da noticia de las Carnestolendas y de una genial chiriparsa conejera y voladora.

Y no queriendo la cosa
he llegado a la decena,
y al estar en este tiempo
que es previo a la Cuaresma
que se llama Carnaval,
antiguas Carnestolendas,
y siendo cifra redonda
el diez, que es una decena,
se lo quiero dedicar
a unos pocos de colegas
que acostumbran a salir
cantando por estas fechas.
Todo esto comenzó
allá por la calle Nueva
ensayando entre olores
de óleos, atriles, paletas.
Salieron los pivotillos
con una cara muy negra
escarneciendo con coplas
la realidad de Antequera,
a los ediles y alcaldes
que son una gente siesa
y no les gustan las coplas
que canta gente perversa.
Y llegó el año siguiente,
y llegaron estas fiestas;
salieron de un Paraíso
que alegra las entrepiernas,
de chulos dice la gente
(esa palabra es muy fea,
para decirlo más fino
hay que decir proxeneta,
que quiere decir lo mismo
y mucho más fino queda).
Y llegó el año pasado
que está detrás de la puerta,
y salieron de golfistas.
Colorida vestimenta
portaban aquellos golfos
que llaman en vulgar lengua,
que con el correr del tiempo
llega a ser la verdadera.
Este año un pajarillo
me ha soplado a la oreja
que van a salir volando,
que llevan faldas y tetas
y que se llaman conejos
y puede haber una sorpresa
si le levantas la falda,
porque hay conejos que vuelan
y se llaman voladores
pero estos tienen tarea.
No sería yo el guapo,
si se me cae la cartera,
de agacharme ahí delante
donde está su portañuela.
De azafatas bien vestidas
saldrán por las calles nuestras
y cantarán sus coplillas
que si son gloria leerlas
escucharlas es un placer
reservado a los que tengan
orejas para escuchar
y en la sien entendederas.
Pues vamos todos, señores,
que es tiempo de francachela;
los Conejos Voladores
parece que ya despegan.


ROMANCE XI


Donde se da noticia de un día nefasto... con la casa llena de albañiles y yo con estos pelos.

Hay días que sería mejor
que no fuera amaneciendo
y quedarse adormecido
en los brazos de Morfeo
porque así, acurrucaito
no puede pasarte bueno
pero ni malo tampoco
y por eso os lo cuento.
Anoche, como llegué
tarde por ver los conejos
que el Manolo cantaron
como ángeles del cielo,
me he levantado tardecito,
y como además tengo
albañiles en la casa
y eso no trae nada bueno,
que me tienen los pasillos
llenos de yeso y cemento
y todo porque a mi mujer
se le ha metido en el seso
de cambiar los ladrillitos
que hay puestos en el suelo,
pues como los albañiles,
como les iba diciendo,
son como son, va y me dicen:
“Juan por qué no traes de esto”
-Y el romance sin hacer,
y yo sin tener tiempo,
y te encuentras a ese uno,
menos mal que no le debo,
y te para y te pregunta
por la salud y “que de tiempo
que hace que no nos vemos
y a ver si un día quedamos
cualquier diíta de estos
y tomamos unas cañas
pa recordar viejos tiempos”.
Y tú deseando irte
y él “te acuerdas en el colegio...”
y se te queda mirando
como momento a momento
te vas encolerizando
y se te endurece el gesto
y dice “bueno mejor
que pa otro día lo dejemos”.
Menos mal que me ha dejado
¡qué pesado es el camueso!
y precisamente hoy
que estoy que no me contengo.
Bueno pues llego a la casa
pensando que ya está hecho
todo lo que me han mandado
¿qué está todo? Un huevo;
otra vez ferretería,
otra vez el ferretero:
-¿Cómo, otra vez por aquí?
¿qué se le ofrece de nuevo?
-Mire usted estos tornillitos
los tendría en color negro.
-Pero si es la cuarta vez
que los cambia, no lo entiendo.
Se nota en Semana Blanca
lo que hacen los maestros
y uno aquí aguantando,
el cliente es lo primero.
Y te sales de la tienda
Con cara de mucho cabreo



ROMANCE XII


Donde se hace una reflexión democrática y el Rey Ricardo hace cavilaciones sobre su futuro (primera parte)

Cuando el ocaso pasea
sus pasos por esas piedras,
de oro son los contornos
del Castillo y las iglesias.
Las iglesias se contraen
y el Castillo señorea
y allí estaba el Rey Ricardo
pensando en sus venideras
¿Qué haré yo –se preguntaba-
en mis futuras vivencias?
Cuando las urnas se abran
habrá papeletas nuevas
y habrá que contarlas de nuevo,
y aunque no haya sorpresas
puede haberlas, pues lo mismo
que una chica que empieza
cuando hay sangre hay que poner
en una raja compresas.
Y el Rey aquí se calla
porque ahora habla el poeta,
y sangre no ha de haber
porque la urna no es nueva
y puede pasarse el arroz
de esas efervescencias.
Los españoles sabemos,
y eso la historia lo cuenta,
que ir a votar es un acto
que se hace con harta prudencia,
auque haya resultados
que a uno no le convengan
y saque a gente a la calle
a pegar voces y afrentas
porque a uno no le guste
lo que ha salido de ellas,
a las urnas me refiero,
que hay gente que las enfrenta
porque en ellas no salieron
y ellos van y se cabrean
y saldrán en este sábado
por las calles madrileñas.
Pero el Rey Ricardo en eso
Ahora mismo no piensa;
él sólo está cavilando
en las papeletas nuevas
y hace pronto los cálculos:
lo que gano en Villanueva,
si lo pierdo en Bobadilla
la cuenta me sale hecha,
pues con el conejo echado
la pava no me interesa.
Aunque corriendo, corriendo
puede estar la corredera,
porque seguro no saca
ni uno la mano abierta,
pero ¿qué harán los otros?
esos de verdad de izquierdas
y que son los que me tocan
cual mal mosca cojonera
lo del P:G:O:U y el A.V.E.
y lo de La Vega entera.
Como estos ahora saquen,
y es posible que lo hicieran,
más de lo que ahora tienen
¡adiós mi paz placentera!
Me entregaré a los conejos,
a esa gente comparsera
sin tener letrista son
cooperativa letrera
y así es que no hay cojones
de denunciarlos siquiera.


ROMANCE XIII


Donde se da noticia de lo acaecido en el último Pleno


Dicen las lenguas mundanas
que en este pueblo hay un sitio
donde se debaten cosas
que afectan al municipio.
Entereme por azar
y asistí harto contrito.
Un martes creo que era,
quizás un martes maldito,
porque oí las peroratas
de aquellos sus inquilinos,
que han de llamarse así
pues viven todos juntitos
en esa casa tan grande,
albergue de frailecillos
en otro tiempo lejano,
de concejales asilo
en estos tiempos que corren
como el agua de los ríos.
Bueno, pues a lo que iba;
como si fuera en un bingo
la gente estaba sentada
mirando sus cartoncillos
y el Rey cantando los números,
y no sé si fue en el cinco,
(que tiene muy mala rima;
si te pillan el hocico
mirando al suelo, inclinado
y puesto en pompa allí mismo).
Se fue liando la cosa
y se debatió a buen ritmo
si se ponen policías
más cerca de los vecinos
vaya, en cada barriada,
para que estemos tranquilos.
Pues no se pueden poner;
no son bastantes los chicos
que visten ese uniforme
de color azul marino,
y como han de acudir
cual las chicas al servicio;
de dos en dos por lo menos,
no hay quien tenga bolsillo
pa soportar todo eso.
Pues más insisten los chicos
de la derecha que son
los que quieren persuadirnos
de que el policía de barrio
debe de estar presentísimo
vaya, muy cerca, muy cerca,
mejor en cucurumillos
para que se sienta el peso
de la ley en uno mismo:
Que no, dice el Rey Ricardo
y le siguen sus pupilos
a la su izquierda sentados
dispuestos a cantar bingo,
porque la línea es muy poco
para estos señoritos.
Pero la cosa termina,
y da la risa decirlo,
cuando dicen que se pierden
zapatos en los recintos
donde acuden al deporte.
Y responde el individuo
que si son zapatos caros
o más que caros, carísimos
la culpa es del que los lleva,
que los roben no es delito,
porque esas zapatillas
lo estaban pidiendo a gritos



ROMANCE XIV


Donde se da cuenta de algunos daños colaterales

Hay una duda perenne
arraigada en Antequera
sobre si es mejor o peor
montarse o quedarse en tierra
de ese tren que es progreso,
la máquina que genera
el futuro de los hijos
de todas las parturientas.
Veamos; si permitimos
el aeropuerto en la Vega
queroseno en las lechugas
en vez de sal y pimienta
la ensalada aderezada
tendremos puesta en la mesa,
amen de los sobresaltos,
ruido de sobremesa
en vez de las cabezadas
que se pegan en la siesta.
Son daños colaterales
de ese progreso que llega
y que dicen que es muy bueno;
esos a los que interesa
que les den por su terreno
duros en vez de pesetas
y luego, con los dineros
se apartan y viven fuera
y nos quedamos nosotros
con lechugas y sin siesta.
Si el AVE ha de llegar
es mejor que sea cerca
porque si no volveremos
a la eterna cantinela
del nombre de la estación,
que podría ser que fuera,
depende por donde pase
estación ADIPA-Virlecha,
y querrá independizarse
del municipio Antequera;
convertirse en EATIM
cual Concepción Villanueva,
o Bobadilla muy pronto,
que eso está tras la puerta,
si no, al tiempo, que dicen
que es un juez que nunca yerra.
Los daños colaterales
de esta democracia nuestra
que hace crecer como hongos
Roviras de Villanueva
y aún más recientemente
Ibarretxes de traviesas
¿De qué nos quejamos luego
cuando dicen que se atenta
a la sagrada unidad
de España y de sus fronteras?
Pues no hay que irse tan lejos,
lo tenemos aquí cerca
como queda demostrado
en las rimas antepuestas.
Un daño colateral
que hay que tener prevenido
es cuando se va al retrete
y después de descomido
recurrimos al papel,
ese que es muy finito;
hay que emplearse a fondo,
una y otra vez, repito
y tener mucho cuidado
sin manchar los calzoncillos:
los daños colaterales
ahí se llaman palominos


ROMANCE XV


Donde se da noticia de la muy concienzuda apuesta por la instalación del metro en Antequera y de algunos problemas técnicos.

¿Qué pensará el Rey Ricardo,
mirando desde la almena
de su castillo dorado
del futuro que le espera?
De momento, un avispado
lo ha adelantado en ideas
excavando los cimientos
de su Real Realeza.
Resulta que como vale
pa que la gente lo crea
cualquier cosa que se ocurra
o pase por la cabeza
(total, si se está ocioso
y el cacumen se menea
de él algo ha de salir
aunque de la encina sean
los frutos del pensamiento
de tan preclaro chavea).
Pues bueno, como decía,
que está bien el echar cuentas
para lo que se avecina
de aquí a unas pocas fechas;
dicen que van a poner
el metro aquí en Antequera;
que saldría de la plaza
donde los amantes besan
su último aliento de vida
antes de llegar la eterna.
Seguiría por debajo
(pienso debajo de tierra)
hasta pararse de nuevo
en el centro de Antequera.
Y digo yo ¿en el extrarradio
se sitúa la plaza esa
pa considerar el centro
esa estación, la primera?
Luego seguiría adelante
buscando la Cueva Menga
para llegar a morir,
allí en la estación tercera,
al polígono industrial
y así se redondea
¿Habrá pensado este hombre,
de un colectivo cabeza,
que tiene que atravesar
por fuerza la madre vieja?
Seguro que lo han pensado
o habrán caído en la cuenta
que como haya algún fallo
nos vamos a llenar de mierda.
Con estas tan buenas mentes
que abundan en estas tierras
no peligra su sillón
piensa el que está en la almena,
porque si la solución del tráfico
que parte de la Alameda
pa llegar a San Sebastián
pasando la calle Estepa
es el metro, apaga y vámonos.
No es que disparate sea;
Es una barbaridad
Escrita con todas las letras


ROMANCE XVI


Donde se da cuenta de algunas elucubraciones del Rey sobre el agua, su abundancia y su precio, algunas fuentes y un elogio a los pestiños

¿Dónde estará el mentecato
-pensaba el Rey en su almena-
que dice que falta agua
en la ciudad de la Vega?
¿Falta agua? ¿Quién ha dicho
tamañísima torpeza,
o es que son despistados
y aún no se han dado cuenta
que acabo de regalar
esas tres fontanas nuevas,
límites del municipio
y refrescantes fronteras?
Algún mal intencionado
va difundiendo la idea
de que no tenemos agua
o de que no puede haberla
a la vez pa lo del golf
y pa cocer las lentejas
¡Mentira, falso, embustero,
embaucador de la gleba,
administrador de infundios!
El mentiroso poeta
que escribe los romancillos
en la Crónica, gaceta
en la que todos los sábados
me pone a parir ¡Puñeta!
No puede este pobre Rey,
Ricardo para más señas,
demostrar que sobra agua
de hectolitros por docenas
y que hay para otro campo
de golf, si es que viniera.
Seguro que luego dice
que es muy cara el agua nuestra
y que se hincha a ganar
dineros en esta empresa
que se llama del Torcal
Aguas y que es duradera,
y que tiene un presupuesto
de más de mil de pesetas
millones. Y yo tan pancho,
tranquilo como la cierva
que está pastando en el valle
¡Y que hermosas las rotondas
que tienen las fuentes nuevas!
Para obligar a los coches
a frenar y dar más vueltas
que la circunvalación
de ser ligera carretera.
tiene más interrupciones
que un tartaja cualquiera
que pronuncie algún discurso
en campaña venidera,
para acaparar los votos
que aseguren silla y mesa
allí en el salón de plenos
o de los espejos ¡ea!
Esto se va terminando
y pa rematar la faena
yo rememoro los dulces
que se hacen en estas fiestas
sí, esos pastelillos
que los hacía mi abuela
emborrachados en miel
y saben a gloria eterna.
Pueden sobornar , si quieren
a este aprendiz de poeta,
pero no me manden muchos;
basta con media docena.


ROMANCE XVII


Donde se comienza hablando del uso razonable del agua y, no sé por qué, se termina haciendo advertencias de algunos malos pensamientos.

Por mucho que llueva ahora
si no hay de reservas agua
las pasaremos putísimas
si es que se hacen tantas casas
y mucho peor aún
si es que están desperdigadas.
Bueno es que crezcan los pueblos
y que tengan más manzanas,
pero todo ha de hacerse
de manera razonada;
si se hace un pueblo en Gandía
y otro en la Vega lejana
al lado del aeropuerto
¿de dónde llegará el agua?
Dicen que es agorero
el que tales cosas canta,
pero aquel que las promete
tiene lengua deslenguada,
si no ha caído en la cuenta
de que lavarse la cara
y aún las manos, cosa limpia
es, incluso necesaria,
una cosa que no ocurre
con afeitarse las barbas,
pues seguro que hay quien quiere
que tengamos barba rala.
Tiene una opción distinta
el que decide dejárselas
pero eso sí; limpia siempre
y pa eso hace falta agua,
pa eso y pa afeitarse
porque en seco eso raspa
como un papel de lija
con el que uno se limpiara,
después de haber descomido,
por allí donde la espalda
va y pierde su honesto nombre
para usar otra palabra
para decirlo y nombrarlo;
no es que sea cosa rara
pero decirlo está feo
en algunas circunstancias
y no quiero, por nombrarlo,
dar ocasión y jactancia
a aquellos que mal me miran
con los ojos de la cara,
que manden que mi otro ojo
se rompiera y se rasgara
por un ataque feroz
de un ariete o de una daga.
Eso no debe quererse
entre personas humanas
que se tienen un respeto
aunque de ideas contrarias
sean, pues la integridad
de esa parte de las nalgas
y el respeto a todas ellas
ha de ser cosa acordada
entre serios caballeros
y el hacha estar enterrada
si se trata de esa guerra
para mí está terminada,
que no quiero yo bromitas
con esas cosas sagradas
que empiezan de cachondeo
y terminan con pintadas
pestañas, tacones, bolso,
medias de red y hasta bragas.


ROMANCE XVIII


Donde se da cuenta del centésimo cumpleaños de un maravilloso invento que ha devuelto la autoestima a media humanidad y la sonrisa a la otra media.

Ha acontecido este año
-por lo menos eso leo-
a toda la humanidad
un maravillosos invento.
Es algo que si las cosas,
por el transcurrir del tiempo
cambian, como es natural
y se enfocan hacia el suelo,
de la manera más simple
las pone mirando al techo,
adonde antes miraban,
de donde nunca debieron
dejar la vista caer
a través de esos ojuelos
-no son ojos propiamente,
que ya lo irán deduciendo-
pero que al hombre acompañan
desde sus años más tiernos
y de donde le procuran
sus primeros alimentos,
por eso un hombre que es hombre
siempre se acuerda de ellos
y nunca se le han de ir
de sus nobles pensamientos.
Bueno, nobles y no nobles;
innobles los llamaremos,
que hay gente que en ellos piensa
como quien piensa en el pienso
o por decirlo más fino
piensan más que en el sustento,
que por ellos se han perdido
y se han perdido por ellos
más de una hacienda y dos,
y algún montón de dineros,
y han causado algarabía
en no muy pocos momentos
y es que el hombre que se vista
desde los pies hacia el cuello
sucumbe ante su hermosura,
pelea por poseerlos,
engaña aunque sea honrado,
suspira si están muy lejos,
llora como un niño chico
que se sintiera indefenso.
Y todo porque los quiere
y se regocija dentro
de su recuerdo añorado,
y se va su pensamiento
detrás, como si una brisa
invisible, o un truculento
huracán se lo llevara
y lo arrastrara hacia dentro,
que es imposible vivir
sin pasear en el su seno.
Por eso, cuando decía
que miraban hacia el suelo,
que no es su natural forma,
hay que ponerle remedio
y hace un siglo justamente
que algún “salido” moderno
dándoselas de inventor
sacó el sostén de su ingenio
y puso sujetadores
a todas la tetas del reino
que a las estrellas miraban,
volvían la vista de nuevo
a lo alto, a los planetas
al límpido y puro cielo.


ROMANCE XIX

En el que se advierte al personal de que ahora querrán algunos comerle el coco aduciendo lo bien que lo han hecho durante cuatro años para que los voten otra vez


Se ha metido sin querer
este mayo que es lluvioso
cuando ha caído más agua
que en todo el pasado otoño,
y como la primavera
lo renueva casi todo,
pues quieren hacernos ver
lo buenos y lo devotos
que fueron en cuatro años
y que lo hicieron redondo
¿Qué lo hicieron redondito?
cemento armado en el rostro
deben de tener algunos
por no decir casi todos;
yo recuerdo tres veranos
(tres julios y tres agostos)
sin bañarme en la piscina
y pagando euros gordos
si quería remojarme
donde están los bajos fondos,
que es bueno que se refresquen
en esos meses incómodos:
y como salieron huesos
de unos antiguos hoyos
se retrasaron las obras
creyendo los muy indoctos
que de la Guerra Civil
se databan los despojos.
Total, que yo me acordé
en el tiempo caluroso
de la piscina y sus muertos
con el sudor de este modo.
Y luego lo de la feria
que está aquí al lado, en el Hoyo
del Café con Leche antiguo,
detrás de la plaza toros,
donde hay que bajar la cuesta
y subirla de retorno,
llegando arriba asfixiado.
Se te queda cara tonto
si piensas ¿a qué he venido
si ya el cabello de oro
se ha plateado hace tiempo,
y lo de los coches locos
se queda para otra gente?
Pues aún así, no hay modo
de librarse de la feria
ni de llenarse de polvo.
Por cierto que en la pasada
-me refiero a la de agosto-
un control de alcoholemia
pusieron, y cayó un chorro
de gente que había tomado
un pelotazo o un tintorro.
Para remate de males,
porque hay que decirlo todo,
los autobuses no prestan
un servicio decoroso
que ha de tener esos días,
esos días y los otros,
porque me cuenta un amigo
que es minusválido y todo
que no le ha dado tarjeta
para aparcar en el rótulo
donde se reserva el sitio
si eres un manco o un cojo,
y que los servicios públicos
ha de utilizar ¿y cómo?
si te salen telarañas
de esperara a ese bus rojo.


ROMANCE XX

En el que se da noticia de la discriminación que se sufre cuando la vara de mando está siempre en manos de los mismos, ahora que empezábamos a estar de acuerdo en algo.


Al filo de media noche,
sin que sea un bocadillo,
como ya es tradicional
empieza el batiburrillo.
Hay que ser cuadriculado
o duro de colodrillo
para pesar y pensar
que sólo hay dos partidos
pues que crecen como setas
aspirantes a políticos
¿Será posible –pensaba,
ensimismado en mí mismo-
que haya gente tan cazurra
que pretenda hacer un cisco
ahora que se está de acuerdo
en dejar los sitios limpios?
Pues nada, van y te dicen
que hay un tablón enterito
para el P.P. y el P.S.O.E.,
los demás con ese sitio
que ocupa medio tablón
y os estáis calladitos.
Pregunto ¿tanto trabajo
cuesta tanto trabajito
poner dos tablones más
y poder colgar los dípticos,
carteles o lo que quieran?
Pues ha de costar muchísimo,
porque entonces no se entiende
que se cree algún peligro
de celos entre la gente
que pegan sus cartelitos.
Vamos a ver si me entero;
si se fuera justo, opino
se trataría por igual
al Rey que al primer ministro,
o al último de la fila,
porque si no hay distingo
entre los que tienen más
y los otros “probeticos”.
Si fuera proporcional
A lo que hay en el mismo
sitio del ayuntamiento
se quedarían extintos
-quiero decir sin tablón-
los que no tienen respiro
dentro del salón de plenos
y eso estaría feísimo
puesto que han de tener
el mismo derecho, digo.
Que esas tan pensantes mentes
se desdigan de lo dicho
y traten por igual a todos
y así todos acudimos
a pegar nuestros carteles
en los señalados sitios
y dejamos las fachadas
limpias a los vecinos
que tienen derecho a ello,
y que luego el vaticinio
de las sacrosantas urnas
en su lugar y destino
a cada uno sitúe,
pero que no de principio
tenga el Rey los privilegios
y los vasallos hundidos
estén en la puta mierda
por los siglos de los siglos.

lunes, 8 de octubre de 2007

Después de unas largas y como todo el mundo, merecidas vacaciones, volvemos otro nuevo curso escolar, a la rutina de siempre. Unos a las clases, reuniones, padres, inspectores. etc. Y otros a planificar el tiempo de ocio, -que lo es casi todo- en viajes, comidas. teatros, y otras actividades culturales, por aquello del espíritu.
Desde el curso pasado no he puesto nada en el blog, pero cuando veáis lo que a continuación viene, comprenderéis que he estado muy ocupado corrigiendo – bueno, ayudando a corregir- exámenes.
¡Ánimo a todos, que pronto estaremos comiendo mantecados!